En el libro de Comer, rezar, amar tratan de definir a una ciudad, en este caso Roma, con una palabra. Difícil tarea. Yo no podría decidirme por una, creo que la ciudades tienen demasiadas palabras, que cada uno en diferentes contextos podríamos poner miles a cada calle o edificio de una ciudad. ¿Las palabras de Roma? Este viaje tuvo de todo, son de esos que terminas disfrutando "a pesar de todo", sus palabras pueden ser desde religión hasta ineptitud, pasando por arte, historia, impresión, comida, sabor, pies, agua, metro, y un larguísimo etcétera.
Viajamos a Roma ya sabiendo que el hostal no sería "el mejor", pero resultó ser bastante feo, sobretodo cuando viajas de "backpacker" y tus compañeros de cuarto son un desastre, pero eso fue lo de menos, sólo no se queden nunca en Hostel Alessandro´s en ninguna de sus versiones. Nos quedamos en la zona de la estación de Termini, creo que está bastante bien y a una distancia decente de lo principal que hay que ver en la ciudad. Como "dato cultural" (me gusta esa frase) el metro de Roma, no termino de comprender por qué, sólo da 4€ de cambio, así que si sólo vas a comprar 2 no puedes pagar más que con el exacto o billetes de 5€, bastante complicado si vas llegando y para colmo los cajeros del aeropuerto no servían y tuviste que llegar sin dinero y pagando un taxi compartido, más caro que los no compartidos.
Así que después del no feliz recibimiento, por fin sales del metro y el Coliseo, tan grande o pequeño como lo imaginabas, se cae en tu cabeza:
Para mi aún conserva esa vibra extraña, al imaginar elefantes y leones, barcos y "césares" en él.
Saliendo de ahí, ya con más "aliento" de conocer Roma, ya que en principio el viaje era sólo a Atenas ( las posibles escalas nos "obligaron"), subimos y a caminar por el Campidoglio, donde se encuentra el Arco de Septimius Severus, el Foro Romano, el tempo de Antoninus y Faustina, entre muchos, pero muchos restos arqueológicos, impresionantes, no dejen de entrar.
Al final y subiendo un poco llegamos a la Piazza del Campidoglio y al bajar de ella desde Piazza Venezzia el monumento, impresionante monumento a Victor Emmanuel II, blanco muy blanco.
Caminamos y caminamos hacia la Boca de la verdad, un poco una tourist trap mezclada con realidad, yo lo siento pero tenía que ir de turista a meter mi mano...la leyenda dice que retenía la mano de aquellos que han sido infieles... creo que la pobre ya se hubiera atragantado con tanta mano, pero allá ella.
Al final de la tarde, cruzando el Río Tíber, a comer a Trastevere. Un barrio muy típico italiano, con sus calles pequeñas y balcones con flores. Comimos en la Casetta di Trastevere y comimos barato y muy rico. La iglesia de Trastevere igualmente vale la pena. Un poco cansados y un poco de vuelta, por fin llegamos al hostal, notar que en los autobuses sólo se puede pagar con monedas de 1€.
Hasta aquí el día uno, hasta donde nuestros contratiempos parecían normales... y donde al parecer después de El Vaticano sólo podría llegar, al fin La fontana di Trevi. Así que días 2 y 3 en preparación.
¡Ah! y la música de Trastevere...
2 comentarios:
wow!!! me hiciste viajar a Roma!!!! lindo de lo lindo los recuerdos que nos compartes! y la pasta esa se ve deliciosa!
DALVE.
Estaba deliciosa, ¿vamos a comer?, hay que repetirlo
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