Entre los viajes vuelvo a las recetas. Con esa felicidad de tener horno y poder pasar por la cocina y hacer un pastel cuando sólo quiero pensar en romper dos huevos y revolverlos con azúcar y harina:
El primer aroma que sale del horno cuando un "algo" está a punto de estar listo. El olor del café de la mañana. La primera prueba cuando es una nueva receta y no sabes cómo quedará. La historia detrás de la historia de cada receta. La comida para cada cumpleaños, la de Navidad, o la de Día de Muertos. Aquellas que suceden sólo como pretexto de una nueva reunión. Las que pasan por varias generaciones con la esperanza de no perderse. Las que provocan tanto que se hacen películas y libros sobre ellas. Las que son un primer recuerdo. Comidas que son una conversación, comidas que buscas, comidas que se crean con aquello que tenemos, comidas que nos recuerdan sitios, comidas que añoramos, comidas que nos enseñan como son otras personas. Las comidas de cada sitio, las centenarias, las más modernas. El recuerdo del olor del desayuno haciéndose cuando éramos niños y despertábamos un fin de semana, las del campo, las que son de prisa. Esa comida que probamos en un viaje y se quedó del otro lado del mar. Aquellas que llevan días para prepararse y las más sencillas, sólo agregar sal, o tal vez azúcar. Los sabores reales, los más complejos, los que simplemente no sabemos describir. Y las ganas que me dan ciertos días de dedicarme a escribir sobre la historia de la comida, el origen de los platos, las historias de las familias alrededor de ellos... y olvidarme de todo lo demás.
El primer aroma que sale del horno cuando un "algo" está a punto de estar listo. El olor del café de la mañana. La primera prueba cuando es una nueva receta y no sabes cómo quedará. La historia detrás de la historia de cada receta. La comida para cada cumpleaños, la de Navidad, o la de Día de Muertos. Aquellas que suceden sólo como pretexto de una nueva reunión. Las que pasan por varias generaciones con la esperanza de no perderse. Las que provocan tanto que se hacen películas y libros sobre ellas. Las que son un primer recuerdo. Comidas que son una conversación, comidas que buscas, comidas que se crean con aquello que tenemos, comidas que nos recuerdan sitios, comidas que añoramos, comidas que nos enseñan como son otras personas. Las comidas de cada sitio, las centenarias, las más modernas. El recuerdo del olor del desayuno haciéndose cuando éramos niños y despertábamos un fin de semana, las del campo, las que son de prisa. Esa comida que probamos en un viaje y se quedó del otro lado del mar. Aquellas que llevan días para prepararse y las más sencillas, sólo agregar sal, o tal vez azúcar. Los sabores reales, los más complejos, los que simplemente no sabemos describir. Y las ganas que me dan ciertos días de dedicarme a escribir sobre la historia de la comida, el origen de los platos, las historias de las familias alrededor de ellos... y olvidarme de todo lo demás.
Pan, panqué, pastel, tarta... de calabacita, zucchini, calabaza verde, calabacín
1 1/2 tazas de harina
3/4 taza de azúcar
2 cucharaditas de polvo para hornear
1/2 cucharadita de canela en polvo
1/3 taza de aceite de preferencia uno de sabor suave
2 huevos grandes a temperatura ambiente
1 1/2 taza de calabacitas trituradas o ralladas
Un puñado pequeño de pasas o arándano o nuez o almendra
1/2 cucharadita de ralladura de limón o naranja o mandarina
Mezclar la harina, el azúcar, la ralladura, la canela y el polvo para hornear. Revolver hasta que sea uniforme. En otro recipiente poner la calabaza rallada, los huevos, las pasas y el aceite, mezclar bien. Juntar ambas mezclas hasta que quede todo bien, bien revuelto y verter en un molde enharinado o rociado con aceite en spray.
Meter al horno (precalentado) por entre 50 minutos y una hora a 180ºC. Dejar enfriar.
3/4 taza de azúcar
2 cucharaditas de polvo para hornear
1/2 cucharadita de canela en polvo
1/3 taza de aceite de preferencia uno de sabor suave
2 huevos grandes a temperatura ambiente
1 1/2 taza de calabacitas trituradas o ralladas
Un puñado pequeño de pasas o arándano o nuez o almendra
1/2 cucharadita de ralladura de limón o naranja o mandarina
Mezclar la harina, el azúcar, la ralladura, la canela y el polvo para hornear. Revolver hasta que sea uniforme. En otro recipiente poner la calabaza rallada, los huevos, las pasas y el aceite, mezclar bien. Juntar ambas mezclas hasta que quede todo bien, bien revuelto y verter en un molde enharinado o rociado con aceite en spray.
Meter al horno (precalentado) por entre 50 minutos y una hora a 180ºC. Dejar enfriar.
PD Este es mi post número 250, felicidades a mí y a mi blog que en septiembre cumplió tres años y con tanta cosa se me olvidó.