Hace unas semanas publiqué un tuit en el que decía que ya iba siendo hora de leer "Como agua para chocolate" por quinta vez y que lo curioso es que no tenía una copia propia. Claro que releyendo el blog me di cuenta que en realidad sería la sexta. Unos días después llegó a mi puerta un regalito que me hizo muy, pero muy feliz, una copia de "Como agua para chocolate", muchas gracias S. Por cierto, sí pondré más seguido mi lista de deseos en internet, porque resultó que A. ya me había comprado otra copia (ahora podrás leerlo y contarme).
Leer "Como agua para chocolate" no solo es leer una novela que me gusta, es leer sobre comida, sobre tradiciones, sobre mujeres, sobre cultura, sobre historia, sobre amor, sobre educación, sobre género, sobre nosotras. Así que sean team Tita o team Gertrudis, el libro tendrá algo más, algo nuevo siempre, con cada lectura.
Dice NLE que hay demasiados libros que leer en el planeta como para releerlos, y puede ser que tenga razón, pero para mí, como ya dije alguna vez aquí, siempre habrá libros de cabecera. Y, como siempre he intentado hacer mi reto tipo "Julie and Julia", pero con "Como agua para chocolate" esta parece ser la ocasión ideal, pandemia de por medio. Sí, es verdad que Julie comienza a escribir el blog y se pone el reto de las recetas porque estaba en crisis existencial, creo que escribir siempre tiene una parte de catarsis, siempre, pero en este momento, a pesar de, casi todo parece estar en orden por aquí.
Esta vez no solo pensé en empezar mi reto de recetas, lo empecé. Claro con la receta más sencilla del libro y adaptada a mi realidad, me preocupa un poco cuando llegue el turno de las recetas poco adaptables como las codornices. La primera receta las "tortas de Navidad" ya la habíamos intentando hace unos años con mi madre, pero no me acordaba de ello hasta que las probé, tal vez la memoria de los sabores, cosa que hasta en Ratatouille queda clara, porque existen en nuestra memoria.
Así que me daré todo el largo 2021 para hacer las recetas del libro, tal vez con excepción de los fósforos, lo digo desde ahora. Todas las recetas estarán medio adaptadas, así que no me juzguen, al contrario de Julie, a mi cocina, no a mí, no le va seguir con detalle las recetas o las reglas. Ahora que lo pienso tal vez sea el único espacio en el que no sigo las reglas tal cual y por eso me parece tan desestresante, feliz y liberador cocinar. Y claro por frases como esta el blog es "terapia".
Así que acá la primera receta, las "tortas de Navidad" que desde ahora digo son un sabor diferente, pero me quedaron "rebuenas". El primer paso es picar la cebolla, así nació Tita en la cocina, entre lágrimas que luego formaron costales de sal, así que intenten picar cebolla y no llorar o aprovechar, como dicen por ahí, "la lloradita" picando cebolla.
Y, bueno, este sería el momento del post de fin de año, de año nuevo, pero en vista de... no hay listado de viajes, aunque sí lo hubo y espero escribirlo pronto para no olvidar los detalles de Sao Paulo. "We will travel again".
Para tres tortas
3 bolillos o teleras
1/3 de lata de sardinas en tomate (no tiren el "caldito")
1/3 de bolsita de chorizo vegetariano
1/4 de cebolla
Chiles en vinagre
Pican finita la cebolla, lo que las lágrimas les permitan ver para no cortarse y la ponen a freír con poquitito aceite a fuego bajo hasta que quede transparente, huela rico y ya no lloren. Después, agregan el chorizo, el mío era vegetariano, así que no tarda nada en quedar listo, pero si el suyo es normal que se haga bien. Una vez listo, agregan las sardinas, yo las puse completas y las deshice en el sartén agregando unas 4 cucharadas de su líquido. Remuevan hasta que quede todo bien juntito. Mientras tanto los bolillos ya deben estar listos para rellenar. La receta dice que dejen descansar el guiso antes de rellenar, pero yo tenía hambre y solo las dejé esperando unos minutos. Después de armar sus tortas las meten a calentar unos minutos y al salir le añaden los chilitos al gusto -no abandonen a las zanahorias, que sienten feo-.
Y, así en unos 15 minutos tienen las Tortas de Navidad listas. El resto de las recetas tardará bastante más en hacerse, pero por intentar no paramos.
Que el 2021 venga con cosas bonitas individuales y colectivas, que nos dé responsabilidad colectiva y esperanza por una vida mejor para todas las personas. Ah, y sobre todo, que venga con muchos sabores y todos los viajes pendientes.