*Nota empecé a escribir este post a final del 2020.
Hoy desperté con ganas de viajar, quién diría que este año sería de pausa. Está bien, aprovecharé estas dos últimas semanas para escribir de algunos viajes pendientes. Muchísimos porque en realidad dejé de escribir constantemente hace años, sin embargo es algo que me gusta, que me ayuda y que en algún punto espero recuperar. Claro, es más fácil subir fotos, stories o lives a redes sociales que escribir un texto, buscar las fotografías más claras para narrar una pequeña historia de recuerdos a la distancia. Pero, escribir también es un ejercicio de recuerdos.
Escribir en el post cada tanto y después de tanto tiempo de cada viaje hace que me olvide las calles o los nombres de los restaurantes, pero justo hace unos días el restaurante desde el que tomé la primera foto envío un correo contando sobre su pronta reapertura. Una recomendación es reservar en los lugares más turísticos para comer porque es casi imposible encontrar lugar, dos de ellos Nomad y Naranj.
Marruecos o en realidad Marrakech fue un viaje muy esperado que siempre habíamos pospuesto por el calor o por priorizar algún otro lugar. Me hubiera encantado poder ir al desierto o conocer otras ciudades, pero nuestros 4 días en Marrakech fueron un gran viaje. Fue nuestro primer contacto con "algún lugar en África" y nos sorprendió. Es una mezcla de altavoces con rezos y mezquitas, con olores de comida y especias, ruido y música, lugares extremos de una puerta a otra en todos sentidos.
La llegada no fue sencilla, llovía, se nos olvidó por completo sacar dinero y las Master Card no funcionan muy bien al parecer porque fue imposible lograrlo. Saliendo del aeropuerto entre la arena en el piso y el agua me caí y tuve una rodilla morada los siguientes días. El mercado siempre con gente y un tanto polvoso se convirtió en lodo y charcos, no muy limpios y la experiencia incluía carnicerías entre los puestos. Sin embargo, esas mezclas y contrastes fueron parte de lo interesante y hermoso que puede ser a la vez.
Nos quedamos en un riad, esos edificios clásicos que encuentras entre los callejones y que tienen un patio al centro. El desayuno, una mezcla entre marruecos y un desayuno más occidental. Desde la terraza se escuchaban los pájaros y los rezos.
Comimos en un lugar muy tradicional, pero como turistas y en las mesas de arriba, porque abajo en el primer piso era casi para locales. Lo primero es encontrarlo entre las calles del mercado. Probamos los dulces, pastelitos locales y tradicionales. Comimos cuscús y tahine, probamos el pan y tomamos té.
Terrase Bakchich |
Naranj |
Este café des Épices es un clásico de la zona de las especias del mercado. Es un sitio lindo, tranquilo y con buena comida para "picar" algo. En la foto está la tetera, diría que es casi imposible consumir alcohol y la gente toma té de hierbabuena todo el tiempo, cuidado con el azúcar porque ponen cubos y cubos. Eso sí es delicioso y siempre tienen sus cubiertas tejidas para las teteras.
Café des épices |
Lugares maravillosos como el Museo de Yves Saint Laurent y su helado de azafrán, con su entrada carísima, pero con una colección hermosa. Cada uno de los palacios o demás "atracciones turísticas" tiene un costo igual de 70 dirhams, unos 170 pesos mexicanos, que se pagan en efectivo. Fuimos en noviembre, el clima estaba muy decente y hasta suéter en la mañanas se podía usar. Había filas en los palacios, pero no las que se describen en otras fechas del año, de cualquier modo durante la fila siempre hay algo que ver y gatos que hacen compañía.
Diría que hay que perderse en Marrakech, pero con cuidado porque literal sí te puedes perder fácilmente entre sus callejones. No hay internet en los teléfonos europeos en general o hay que pagar mucho por él, así que lo más sencillo es descargar el mapa de Google para usar sin conexión.
Hablar francés o inglés ayuda, pero las señas siempre salvarán. Y, un callejón más implica encontrarte con una tienda de telares que hace las pashminas más lindas del mundo o con ese cafecito que tiene el mejor sándwich.
Las tumbas saadíes, el Palacio de Bahía, el palacio El Badi, cada uno más impresionante que el anterior. La ciudad se siente segura en general, aunque seguí todas las instrucciones al extremo de no interactuar con los vendedores insistentes y no tomar fotos en la plaza principal para evitar cualquier tema. Las cobras y otros animales están ahí todo el tiempo y es una sensación un poco triste verles a los pobres. Aquí después de la foto perdí un suéter que me encantaba, por si lo ven es fiusca.
El hotel en el que nos quedamos fue Marraplace y estuvo bastante bien en precio y ubicación porque no fue tan complejo encontrarlo y eran muy amables. En este viaje reservé hotel y transporte de ida y vuelta por Booking y funcionó excelente, nada patrocinado, solo para que tengan una opción :)
Puede que este no sea el post mejor escrito, con más datos o inspirado, pero de otro modo se queda otros seis meses guardado y mejor así, les conté poquito, pero me acordé de mucho. Y, como siempre ya quiero volver a viajar.
Como nota adicional y dato curioso, me gusta recordar a esas personas que hemos conocido en viajes y con las que compartimos espacios, pero nunca volvimos a ver porque eran personas de viaje, con las que en ocasiones no intercambiamos contactos por mejor que la hayamos pasado. El chico coreano en Lisboa, los argentinos en Atenas, una mexicana en Marruecos, un alemán en Copenague... y más.
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